La fundación Eutherpe, un regalo para la música

  

El pianista Martín Labazevitch inauguró el curso 2009 con un soberbio concierto en el Auditorio de Caja España
12/01/2009 Miguel Ángel Nepomuceno

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Realmente es una suerte y un regalo para los aficionados el tener en León una institución tan desinteresadamente entregada a la música como es la Fundación Eutherpe cuya trayectoria -”con nombres diferentes-” se remonta a más de un cuarto de siglo promoviendo y facilitando a los jóvenes el acercamiento a los grandes maestros del teclado, la dirección, la voz y todo lo que lleva implícito la palabra Música con mayúsculas. Margarita Morais, su directora-fundadora, ha conseguido con tesón, entrega y grandes dosis de amor por lo que ha sido su vida y su vocación hacer que León tuviera siempre lo mejor de lo mejor en lo que a música pianística se refiere. Cuando esta ciudad era musicalmente un erial donde tan sólo esporádicos conciertos en Caja España, o en contados domingos la, en mala hora desaparecida, Orquesta Odón Alonso, ofrecía su esperado y siempre concurrido concierto y en el otoño el Festival de Órgano ponía la nota erudita al comienzo del curso, la, entonces incipiente Asociación Eutherpe, comenzaba a programar tímidamente sus conciertos para conseguir que la sociedad leonesa se concienciara de que los jóvenes también necesitaban de un espacio donde poder expresar sus inquietudes musicales, a la vez que se fomentaba su aprendizaje con los mejores maestros, organizando cursos, ciclos anuales de conciertos en su auditorio y ampliando estas actividades a Cursos magistrales de dirección de orquesta e interpretación pianística, porque, de todos es sabido que, la Fundación Eutherpe es sinónimo de seriedad, calidad y profesionalidad y lo que es más, sin ánimo de lucro. Esta exuberante actividad no se ha quedado limitada a nuestra ciudad sino que desde el pasado año Valencia acoge en el magnífico Auditorio Alfonso el Magnánimo, cedido por la Diputación de la capital del Turia, la nueva delegación de Eutherpe, regentada por la pianista leonesa Carmen Mayo, donde, al igual que sucede en León, los ciclos de conciertos se extienden a lo largo del curso para, según ha reconocido su diputado de cultura, «dar mayor prestigio a Valencia y a León».

Y para inaugurar un año más este curso 2009 que, como los anteriores estará plagado de conciertos, (más de centenar y medio) en ambas ciudades, el pasado sábado el joven y formidable pianista polaco Martín Labazbvitch, nos embelesaba con su acabada técnica, su rigor y su poderoso fraseo que hizo al numeroso público que llenaba el auditorio de Caja España, no sólo premiarle con cerradas salvas de aplausos sino con vítores a su soberbias lecturas de Scarlatti, Zimanowsky, Chopin y Listz, esta última de una dificultad extrema que permitió al respetable apreciar los enormes recursos técnicos y estilísticos de este joven gran pianista polaco, sobrio, puntilloso y comunicativo.

Y todo esto cuando aún no se habían apagado casi los ecos del concierto de clausura del curso ofrecido en la misma sala hace veinte días de otro fulgurante joven, el moscovita Andrey Yaroshinsky, otro prodigio del teclado que arrebató a la concurrencia con su delicada y segura exposición, ahíta de matices, de finura y de sentido del rubato. Dos soberbias veladas que permanecerá largo tiempo en la memoria de los aficionados leoneses y en los anales de Eutherpe.

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